Sabes a dónde van las palabras que no se dijeron? A dónde va lo que queres hacer y no hacés? A dónde va lo que queres decir y no decís? A dónde va lo que no te permitis sentir?
Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero lo que no decimos se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta. Lo que no decimos se transforma en nostalgia, en destiempo. Lo que no decimos se transforma en debe, en deuda, en asignatura pendiente. Las palabras que no decimos se transfoman en insatisfacción, en triteza, en frustración. Lo que no decimos no muere, nos mata. Lo que no decís te encierra en el pasado. Lo que no decimos se transforma en herida abierta.
No se como se usan los blogs, es la primera vez que entro en uno, de casualidad, buscaba en google una foto de un rompecabezas de princesa y entontre esto. Y justo leo esto, que se parece un poco a algo que escribí hoy, no se como postear o como si diga perdon por mi ignorancia. Dice así:
ResponderBorrarEl adiós duele un poco, pero puede elaborarse con el tiempo y digerirse, incluso aceptarse. El verbo puñal y frontal duele algunas veces. Pero nada duele como la espina clavada, la palabra atragantada que alguien no quiso oír, la astilla entre las muelas, el aguijón sin sacar, la explicación no recibida, el rostro no enfrentado.
El hombre abandona los esfuerzos y desempuña la espada, incluso calla el habla, cuando ya no hay motivación futura, cuando ya nada puede hacerse, cuando concluye que la meta valía menos gotas de sudor que las que ya cayeron de su frente todavía a una altura respetable.
Sin embargo, la herida duerme solo de a ratos, y de a ratos se despierta sobresaltada y grita su angustia.
Todo hombre quisiera poder reírse de su dolor. Al fin y al cabo las cosas son sólo lo que son en nuestras mentes. Nada inmaterial podría doler si no lo dejásemos doler, sin embargo lastima y perturba más que ningún objeto del mundo tangible.
No podemos reírnos ni burlarnos ni nada de nada que no exista, que no sea, que no se vea o se represente al menos. Por eso el dolor amorfo atragantado se resiste a salir. Porque no tiene apariencia, no tiene nombre, no parece nada, no se refleja, no es, no existe, pero existe, es, y ahí está, y no va a ninguna parte porque no es ni de acá ni de allá, ni real ni irreal.
Pero a veces el hombre encuentra un escape a ese túnel que tiene salida pero le resulta demasiado largo. A veces se mofa del mapa y las reglas de escape y dinamita una pared al costado del túnel. Ni en el principio ni en el final, al costado, donde nadie lo espera y talvez nadie lo ve.
El dolor ha sido siempre inspirador de las mejores letras y palabras y versos justamente por eso. Por esa fuerza tan potente que lo transforma en palabras, lo hace visible, y encuentra la grieta y hace el boquete en la pared del túnel.
Y el escritor se desatraganta, se quita la espina, se lame la herida, y se ríe de todo. Se ríe de si mismo, se ríe del aguijón, se ríe del túnel. En definitiva puede burlar el tiempo y escapar un poco antes. Y seguir.
Espero pronto tengas un blog y así leer tus escritos :D
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