jueves, 5 de febrero de 2009


Ella buscaba en su armario porque había perdido la razón, yo exprimía diccionarios para poder hacer una canción. No me acuerdo muy bien cuántos besos dejamos en cada esquina, pero imposible olvidarme de aquel cuarto donde aquella noche subió la adrenalina. Y se juntaron Rosario y la Capital, se juntaron el bien y el mal, se juntaron dos almas en una sola se juntaron Sabina y Piazzolla. Se juntó una religión que era puro corazón con otra que nunca existió, se juntaron dos camas y no alcanzaban para tanto fuego, tanta acción, tanto descontrol. Elegimos el colchón más chico y pareció de dos plazas, cuando el colchón terminó bienvenido fue el piso del comedor de su casa. A cada beso caía una estrella, cada arañazo calmaba el dolor, cuando me acuerdo de ella levanto mi vaso y brindo adonde quiera que estés por nuestra canción.

2 comentarios:

  1. Ups!!
    muy buen escrito, me encantó... "a cada beso caía una estrella! imagino aquella noche quizas apagada y oscura si tantos besos me imagino cuantas estrellas cayeron!...
    "levanto mi vaso y brindo" exácto, hay momentos que se dan una sola vez pero dentro de nosotros pueden estar por siempre... extraño no?
    sigue asi niña me encantan tus relatos!!
    besos
    bye!

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  2. De nada!
    si, bueno no he tenido mucho tiempo para escribir la verdad el trabajo me esta absorviendo, pero te cuento la noticia de que hoy me voy de vacaciones!! al fin... creeme que las anhelaba :)
    no se si escribiré (depende en el lugar recondito que este), pero leere, esto no me lo pierno por nada
    un abrazote!!

    Pd: que bueno que te alienta, y si es asi.. bueno por mucho mas vas a aseguir porq de mi parte seguire pasando mis ojos por este lugar :)
    je
    Cariños!
    Blanca.

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